Tuve la oportunidad de ir a Tetuán, Kabila y Chefchaouen con una amiga marroquí. La experiencia fue increíble, y llena de contrastes. Las playas de Kabila con su arena blanca y sus aguas turquesa. Tetuán, ciudad de esplendor pasado decadente. Chefchaouen en un enclave singular con sus edificios pintorescos de fachadas encaladas y portones azules. Abejas en el té y niños jugando en la calle a juegos que en España ya hemos olvidado. Pero sobretodo los sabores y olores. Mi experiencia inolvidable: subir a un taxi. Conducción despreocupada en un Mercedes antiguo color azul. ¿Cuántos? El conductor y seis personas a bordo. ¿Cómo? dos de ellas en el asiento del copiloto, abrazados para ocupar menos, aún siendo completos desconocidos. Mi error: preguntar cómo se bajaba la ventanilla. El taxista comenzó a buscar en la guantera hasta que logró encontrar la manivela. Emoción y adrenalina, pero puedo contarlo. :-)

Publicado hace 13 años en Viajando por África > África del Norte