Mi trabajo me hizo el pasado año tener que desplazarme a un pais como Mozambique. Situado en el sudeste de Africa. El país está situado sobre el Trópico de Capricornio y su clima es cálido y relativamente seco. Dos grandes ríos lo atraviesan: el Zambeze, en la parte central y el Limpopo al sur. Su situación geográfica convierte a sus puertos en la vía más lógica de salida al mar de Malawi, Zimbabwe y parte de Sudáfrica, pero este comercio ha sufrido en las últimas dos décadas las consecuencias de la guerra. Los recursos minerales son importantes, pero todavía muy poco explotados. La guerra devastó toda la estructura productiva del país, en especial la agricultura. Mozambique está adornada con una interminable franja de playas de arena blanca y palmeras, multitud de muestras de arquitectura colonial portuguesa (sobre todo fuertes e iglesias) y una cocina que combina la tradición europea y africana con abundantes especias al gusto de los árabes. Los Parques Nacionales están haciendo una importante labor para recuperar el esplendor de la fauna local, se han convertido en la segunda atracción del país (tras las playas y el buceo). Para hacer mi gestión laboral me alojé durante unos días en la capital Maputo en el Girassol Bahía Hotel, un hotel bastate aceptable en el centro de la ciudad. Lo mejor vino cuando acabé mi trabajo y me fui a pasar unos días a un archipielago de islas que están frente a las costas de Mozambique, yo estuve en la isla de Benguerre, un auténtico paraiso. Me alojé en el Hotel Marlin Lodge, está frente al mar y tiene una playa de fina arena blanca y agua cristalina. La comida del hotel es sorprendente y la selección de vinos muy buena. Realmente es digna de un restaurante de categoría. El personal es encantador. De los muchos hoteles que he estado en este continente, este es uno de los que pasan a la categoría de inolvidable. Ideal para relajarse y disfrutar en pareja. Aconsejo también que hagan una excursión por la isla para conocer a la comunidad de nativos que allí vive. Desde luego recomiendo este hotel. Estuve también en un restaurante que me encantó, el Restaurante Zambi, con un pescado y un marisco deliciosos, en un entorno muy agradable y servido por camareros amables y eficaces. La brisa marina recorre toda la inmensa terraza y es un lugar para disfrutar con la comida, el ambiente y la brisa del mar. La verdad es que es lugar bastante alejado de Europa, pero es digno de visitar por la gran amabilidad de sus gentes y su exotismo.

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