Siempre que visito Oporto descubro cosas nuevas. Parece mentira pues la ciudad no es demasiado grande pero lo cierto es que tiene muchísimas cosas que visitar. La Ribeirinha es, sin duda, el reclamo más importante, junto al Puente de San Luis. Es un entorno magnífico, lleno de restaurantes, terrazas y bodegas, donde saborear alguna de las muchas variedades y marcas del "vinho do Porto", como Sandeman o Ferreira. Confieso que a mí no me gusta mucho, lo encuentro muy dulce! Nos alojamos en el Hotel São João, un 3 estrellas muy sencillo. La decoración se ha quedado algo anticuada pero no queríamos gastar mucho (algo menos de 50 euros / noche). Está muy cerquita del Mercado do Bolhão, muy pintoresco y conocido. También se llega en un instante a la Rua Santa Catarina, que es peatonal y tiene muchas tiendas, así como a la Avenida de los Aliados, la principal de la ciudad. Recomiendo, de todas formas, otros hoteles algo más próximos de la Ribeira, como el Hotel Aliados o el Carris Porto Ribeira (para aquel que puede pagar un poco más). Visitamos la famosa Librería Lello & Irmão, la tercera más famosa del mundo según Lonely Planet y la tercera más hermosa según The Guardian. Es un lugar lleno de encanto. Frente a ella se sitúa la Iglesia y Torre dos Clérigos, el monumento más emblemático de Oporto. Os animo a visitarla subiendo sus 225 escalones, pues desde arriba la vista es espectacular! Otra actividad que no os debéis perder es el paseo en barco por la Ribeirinha: 50 minutos por 10 euros / persona e incluye unas entradas para una de las bodegas para hacer una cata de vinos. Mi sugerencia gastronómica es que probéis todo lo más típico de allí: la francesinha, el bacalao à moda de Braga y las tripas (como nuestros callos).

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