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Marruecos 2011

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Algunas fotografías del maravilloso viaje que realicé con un grupo de personas a Marrakech y sus alrededores. Personalmente, con lo que me quedo es con los pueblos más periféricos y cercanos al desierto, donde verdaderamente se puede palpar una forma de vida totalmente distinta, y en los que la amabilidad y cercanía de sus gentes fue más que gratificante.

De hecho, Marrakech es una ciudad cuyo primer calificativo que podría venirme a la mente es el de caótica. También eso le da personalidad. Eso sí, hay que tener mucho cuidado con el tema de la circulación, ya que puedes ser atropellado/a por las miles de motocicletas de la ciudad, los taxis, autobuses, dromedarios, etc, que, en general, circulan sin prácticamente ningún tipo de orden.

Quizás lo que más me gustó de esta ciudad (que fue mi primera toma de contacto con Marruecos), además de los colores y estructura de las viviendas, fue la gran multiculturalidad que encontré. Es de lo más turístico que hay por Marruecos, y aunque eso a mi parecer en ciertos momentos reste encanto a la ciudad (ya que muchas cosas parecen ser meras atracciones turísticas), también hace que conozcas a personas de multitud de países que te cuentan su experiencia, te recomiendan sitios y maneras de actuar, etc.

Por otra parte, todo/a viajero/a, tendrá que prepararse para aquello que llaman el arte del regateo. Hasta en las actividades más cotidianas tienes que pactar un precio, tanto si vas a comprar algo, o a coger un taxi, incluso si vas a comer en algunos sitios.... Al principio, al ser una costumbre ajena a las nuestras, es interesante. Eso sí, después de unos cuantos días llega a agotar.

Después de esta primera toma de contacto, alquilamos una especie de jeeps, y nos pusimos en marcha dirección al desierto. En un principio parecía que esto iba a ser el culmen del viaje. No obstante, yo encontré muchísimo más interesantes las paradas en diversos pueblos y comunidades, que nos mostraban su forma de vida y su sustento, con paisajes repletos de arcilla, tierra, palmeras y con el sol que caracteriza a este tierra, totalmente distintos al de la ciudad.

Me llamó la atención sobre todo un pueblo bereber en el que se dedicaban a la cerámica verde, con un particular proceso de elaboración. Allí, además, el grupo emprendió una nueva aventura: Un hombre de allí que se ofreció a enseñarnos el lugar, nos comentó que allí en marruecos la escolarización de los niños en primaria era obligatoria. Sin embargo, nosotros/as observamos a muchos/as de ellos/as trabajando en el negocio de la cerámica. Entonces nos contaron que allí no tienen dinero ni para el material escolar de los chavales, por lo que no pueden ir a la escuela, y es más rentable para un pueblo con recursos escasos que trabajen.

Nos contaron también que, al ser bereberes, estaban de alguna forma "marginados", de algunas de las políticas y acciones llevadas a cabo con la población marroquí. De hecho, llamaba mucho la atención que muchos de los/as niños/as, al llegar al pueblo sólo nos pidieran lápices, bolígrafos o gomas de borrar. Fue entonces cuando se nos ocurrió montar una asociación (del Henares al Draah), con la que recoger en España material escolar y llevarlo de forma trimestral al pueblo para que la escuela esté equipada y los/as niños/as puedan acudir a la escuela.

De hecho, hemos llegado a buen puerto, ya que se realizó el primer viaje con mogollón de material, el grupo que fue habló con un profesor y el director del centro, la asociación ya está registrada, y probablemente también realicemos en un futuro una labor de alfabetización para mujeres.

Por último, llegamos al desierto, en el que pudimos ver el cielo más estrellado y espectacular que he podido observar jamás, y donde también compartimos una larga noche de música y ritmos africanos con un grupo de autóctonos que allí residían. Sólo permanecimos una noche, en la que dormimos en jaimas (toda una experiencia).

Al día siguiente, nos dispusimos a cruzar de nuevo el Atlas para regresar a Marrakech. Quizás en este punto sea importante mencionar que aquellos/as con miedo a las alturas y una conducción un tanto temeraria, sufrirían un poco en este trayecto, aunque lo que viene después merece mucho la pena.

Un último consejo: Cuidado con la comida!! Está muy buena, pero nuestro estómago no está acostumbrado a ella y puede crear algunos estragos en el viaje.

12/03/2012 20:32:00

Publicado hace 13 años en Viajes en general > Viajes en General

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