Cuando viajé a Estonia, encontré una perfecta relación entre el mar y la montaña, el Parque Nacional de Lahemaa, fue una de las zonas más bonitas que averigüé nada más llegar, además de los campos de piedras donde vimos los bloques pétreos de más de 30 metros de ancho y que fueron arrastrados por los glacieres. Es un lugar acogedor, yo no tuve problema ninguno como turista, su gastronomía es excelente, recorrimos lugares llenos de historia y tradiciones con unos paisajes espectaculares, como son los acantilados lugar de encuentro de todos los turistas, lo que ves allí merece auténticamente la pena.

Publicado hace 14 años