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Brasil

Richard

Salvador ha sido una de esas ciudades que me embrujó. Amplias sonrisas y sinceras miradas se cruzaban con la mía por las calles empedradas del Pelourinho, personas tocando berimbaus y sobre todo mucha alegría. La ciudad tiene una gran influencia africana, se dice que es la parte negra de Brasil, y esto es debido a que en su día fue centro de comercio de esclavos, siendo desembarcados y vendidos aquí. Esta influencia africana se aprecia en su religión, sus comidas y su gente. Esta mezcla de cultura portuguesa, africana y nativa hace de Salvador de Bahía un lugar fascinante. La ciudad se divide en Ciudad Alta y Ciudad Baja, ambas unidas por el famoso elevador Lacerda, el cual lleva funcionando desde 1873 y transporta unas 28.000 personas diariamente. El precio es de aproximadamente cinco reales, y nos dejará disfrutar de unas maravillosas vistas. Además, justo en frente del elevador encontramos el Mercado Modelo, que fue inaugurado en 1912, y era el principal lugar de abastecimiento para el estado de Bahía, donde se comercializaban toda clase de productos alimenticios, que llegaban a la ciudad en barcos que atracaban en la estructura circular que tiene el edificio. Además, el subsuelo esta provisto de pasarelas y rampas, con el fin de que se pueda visitar donde se almacenaban los esclavos a la espera de ser subastados, aún con marea alta. En la actualidad, es un buen lugar para comprar artesanía, pero es más que un simple mercado, es un espacio artístico y cultural. Es aconsejable perderse por las calles del Pelourinho, el centro histórico de Salvador de Bahía, un impresionante y colorista conjunto arquitectónico de estilo colonial barroco de los siglos XVI y XVII, que forma parte del Patrimonio Histórico de la UNESCO. Cuando llegué allí la primera vez me quede impresionada de la gran seguridad que había, ya que hay policía militar a cada metro, pero en seguida me pareció un sitio fantástico y acogedor. El nombre de este barrio se debe a las columnas de madera, llamadas pelourinhos, que se utilizaban para castigar a los esclavos que habían incumplido alguna norma. Se pueden ver estas columnas en el Terreiro de Jesús y las Plazas de Tomé de Souza y Castro Alves. Se dice que aquí hay una iglesia para cada día del año, pero hay algunas que no nos debemos perder, como por ejemplo, la de Nuestra Señora del Rosario de los Negros, la Iglesia Convento de San Francisco de Asís, la cual no destaca en el exterior, pero tiene un impresionante interior pintado con oro, y como no, la Iglesia de Nuestro Senhor do Bofim, la cual fue construida en 1756 y es centro de la devoción popular de los bahianos. Esta iglesia esta rodeada por una valla llena de lacitos típicos que te dan a cambio de la voluntad en la puerta de la misma. La idea es atar esos lazos en la valla y hacer tres nudos; mientras hacemos cada uno de los mismos debemos pedir un deseo y según se dice, uno de ellos se nos cumplirá. Para mí, fue un momento realmente emocionante, ya que es un lugar cargado de energía y deseos de mucha gente. También podremos visitar el Fuerte de Nuestra Señora de Montserrat, la cual está considerada la más bella arquitectura militar de Brasil, y fue construida en el siglo XVI, y en la cual se nos ofrece una escenificación de su toma y captura en 1624. Por último, los 50 kms. de playas nos asegurarán un buen baño. Una buena recomendación puede ser la Praia do Forte, conocida como la Polinesia Brasileña. Disfrutar de una ciudad como esta es fácil y sus gentes lo hacen todavía mejor. Espero que alguien recuerde esta frase cuando esté sentado en una de las muchas terrazas de los bares que hay en el Pelourinho, tomándose una buena caipirinha, y al ritmo de la famosa canción la Garota de Ipanema.

12/03/2012 16:03:31

Publicado hace 13 años

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