El pasado mes de Septiembre estuvimos visitando a unos primos míos que viven en Punta del Este (Uruguay). Muy lejos, ciertamente esto está muy lejos. Después de un largo viaje y de agotadores transbordos, nos hospedamos el el hotel Geen Park. Cuando llegamos era de noche y estabamos fundidos, así que hicimos una cena rápida una buena ducha y a recuperar fuerzas. Por la mañana cuando nos levantamos y me asomé a la terraza de la habitación tuve una sensación de desorientación con respecto al sol, el mar y mi propia ubicación. Estaba sobre una estrecha franja de tierra que emerge y divide el Río de la Plata del Océano Atlántico, Punta del Este. Después de un copioso desayuno en el jardín del Hotel, fuimos a buscar a mis primos que vivian en el lujoso barrio residencial de Parque Pinares, se ve que las cosas les marchan bien en Uruguay , y a partir de ahí todo fué un no parar de visitar sitios de interés. Me encantó El Arboretum Lussch, que es una reserva ecológica igual que Green Park. También vimos monumentos de la colonización como la Catedral, La Torre de Vigía o El Cuartel de Dragones. Pero lo que más me impresionó de todo el viaje e hizo que todo valiese la pena, fueron los mágicos atardeceres dorados en el Mar del Plata.

Publicado hace 13 años en Viajando por América > América del Sur